martes, 26 de mayo de 2009

Diferencias entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado


No todos los Estados tienen el mismo grado de organización social, ni similares estructuras productivas, ni parecidos recursos financieros, ni modos de vida equiparables. En la actualidad, dos realidades contrastan bruscamente: la de los países desarrollados y la de los países subdesarrollados o en desarrollo. El 80 % de la población mundial vive en este segundo grupo.

Mundo desarrollado
Los países desarrollados tienen una alta renta per cápita, es decir, unos elevados ingresos medios por persona por encima de los 10.000 dólares anuales; una industria potente y tecnológicamente avanzada; un alto nivel de vida, que se refleja en el desarrollo de las infraestructuras y en la cantidad y calidad de servicios sanitarios, educativos, culturales, etc.; además, una buena parte de la población mantiene un elevado nivel de consumo.


Mundo subdesarrollado
Los países subdesarrollados tienen una baja renta por habitante, que normalmente no alcanza los 2.000 dólares anuales; un desarrollo industrial escaso o incipiente, pero que, con frecuencia, depende de la inversión exterior y está basado en la mano de obra barata y en el alto consumo energético; recursos naturales destinados fundamentalmente a la exportación; una fuerte dependencia del exterior en tecnología, comercio y créditos; un reducido nivel de vida, con servicios de baja calidad e inaccesibles a una gran parte de la población; deficientes infraestructuras; un elevado índice de analfabetismo; un crecimiento demográfico muy elevado; y un bajo nivel de consumo. Además, la inestabilidad política, la corrupción y la desigualdad social son corrientes en estos Estados.

Nota: El informe de desarrollo humano define el indicador de desarrollo humano: vida larga y saludable, conocimiento y “estándar decente de vida”.

Durante la década de 1980 y comienzos de la siguiente, se creía que las ayudas a los países más pobres, ofrecidas por diversos organismos e instituciones internacionales, así como por los países desarrollados, servirían para impulsar su crecimiento económico y de esta manera ir mejorando su nivel de vida.

in embargo, en 54 países, situados mayoritariamente en el África subsahariana, pero también en hispanoamérica, Asia central y meridional y en la Europa del este, se ha registrado un descenso de sus ingresos medios y han aumentado las desigualdades internas al aparecer auténticas bolsas de miseria.
Lejos de acortar sus distancias con los países más ricos, en muchos de estas naciones se ha abierto una brecha creciente difícil de cerrar


Porcentaje de población mundial sin acceso a recursos básicos:
Casi la mitad de la población sufre malnutrición, más del 30% no tiene acceso al agua potable y hasta un 60% vive sin servicios de saneamiento.

Texto e ilustración en Kalipedia

ANEXO

"Políticas actuales favorecen ricos y éxito financiero más que producción de bienes y servicios. Receta para el conflicto más que para la construcción de una sociedad unida". Concluye informe de E U en 2006. La situación se ha deteriorado

Informe del Buró de Censos de EEUU, en inglés (http://www.census.gov/Press-Release/www/releases/archives/news_conferences/005515.html) (FIN/IPS/traen-mj/wf/ks/if pr dv ip/05) 2006
"En definitiva, Estados Unidos no cumple con un criterio clave del progreso económico: elevar la calidad de vida del segmento más pobre de la sociedad", dijo a IPS el ex subsecretario (viceministro) de Comercio Jack Behrman, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Carolina del Norte.

Los datos del Buró de Censos lo explican con cifras:

El año pasado, la pobreza alcanzaba a 12,7 por ciento de la población. Fue el cuarto año consecutivo en que ese porcentaje aumentó. Eso significa que 37 millones de personas viven con ingresos de menos de 19.157 dólares anuales por familia de cuatro integrantes.


Traducido en cifras absolutas, eso significa que el año pasado hubo en Estados Unidos 1,1 millones de pobres más que en 2003.

La inequidad económica se acercó en 2004 al récord: el 20 por ciento más rico de la población recibió 50,1 por ciento del ingreso total. El cinco por ciento más rico fue el único sector que disfrutó un aumento de su ingreso real. El del restante 95 por ciento se mantuvo o cayó.
Pero la situación real, de hecho, puede ser aun peor, pues no es claro si el Buró de Censos contabiliza a los inmigrantes ilegales.

El ingreso promedio por hogar de cuatro integrantes se mantuvo en 44.389 dólares, estancado desde 2003.

Entre las comunidades étnicas, los negros son los que reciben el promedio de ingreso más bajo, y los asiáticos, el mayor. Y entre las regiones, el sur --en el sudeste del país, donde se abatió el huracán-- fue la que tuvo el ingreso promedio menor, y el noreste y el oeste el mayor.

El aumento de la pobreza se registra en medio de un fuerte crecimiento económico de 3,8 por ciento anual, que permitió el año pasado la creación de 2,2 millones de empleos.
Pero la mayoría de esos puestos correspondían al sector de servicios, con salarios menores a los de la industria.

Los empleos industriales desaparecen, al mismo tiempo que la fuerza de trabajo estadounidense continúa careciendo de las destrezas necesarias para cubrir los empleos mejor pagados del sector de servicios.

La mayoría de los trabajadores deben tener dos empleos, para cubrir con el segundo las reducciones salariales que sufrieron en el primero.

Para colmo, buena parte del crecimiento de la riqueza económica de los últimos años se canalizó puramente a través de bienes financieros adquiridos por ricos en forma de ingresos de capital, como intereses, rentas y dividendos, según muchos economistas.

La cantidad de personas sin seguro de salud subió de 45 millones a 45,8 millones. Pero el Buró de Censos sostuvo que el porcentaje respectivo se mantiene incambiado, dado un "aumento en la cobertura del gobierno" que implica "una caída en la basada sobre el empleo".

Pero los programas públicos de salud como Medicaid sufren cortes en estados que no pueden financiarlos, lo que deja a los pobres aun con menos recursos sanitarios.
El paisaje económico desde la Casa Blanca y el Capitolio, sede del Congreso legislativo en Washington, es, obviamente, muy diferente al que se aprecia desde debajo de la línea de pobreza.

En la última legislatura, el Congreso, presionado por firmas emisoras de tarjetas de crédito, aprobó una ley que dificulta a las personas de bajos ingresos declararse en bancarrota para evitar las deudas.

Mientras, las emisoras de tarjetas alientan a sus clientes a utilizarlas. Según organizaciones de defensa de los consumidores, su objetivo es aumentar la posibilidad de un cese de pagos, más lucrativo que las operaciones normales a causa de los intereses y multas exorbitantes.
En los últimos años, la economía estadounidense ha tenido como motor el gasto de los consumidores, más que las inversiones de los ricos beneficiados por los recortes de impuestos.

¿Qué sucede con el consumo cuando los pobres se vuelven más pobres?

A medida que caen los salarios y las tarjetas de crédito quedan bloqueadas, el consumo se frena, según advierten economistas. Cada vez más personas se sumirán en un abismo financiero y su supervivencia se convertirá en responsabilidad del gobierno y, por ende, de todos los contribuyentes.

Dado el enorme déficit fiscal dispuesto por políticos que profesan compromiso con la responsabilidad en el gasto público, los contribuyentes --actuales y futuros-- deberán cargar con la pesada carga de financiar la deuda acumulada por el Estado.

Por lo menos la mitad de esa deuda es propiedad de residentes en el extranjero que esperan recibir los intereses de su inversión.

Eso implica una presión adicional sobre la balanza internacional de pagos de Estados Unidos y deprime el valor del dólar, lo que, a su vez, deja fuera del alcance de los pobres muchos productos importados de primera necesidad.

Ve a: Huracán pobreza

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